Los sistemas ‘pick and place’ experimentan un nuevo auge por su versatilidad y productividad
La alta tecnificación que ha experimentado en los últimos años la industria agroalimentaria tiene mucho que ver con la implantación de la robótica en los procesos de fabricación.
Buena parte de esta transformación tiene que ver con los sistemas ‘pick and place’ –traducido literalmente del inglés como ‘recoger y colocar’– que, en gran medida, experimentan en la actualidad un nuevo auge debido a su gran versatilidad y su enorme productividad.
De hecho, no es extraño ver en las empresas más tecnológicamente avanzadas diversos ‘brazos robóticos’ haciendo, a velocidades de vértigo, las tareas más tediosas, por repetitivas e incómodas, mientras los operarios pueden dedicarse a otras labores más complejas y que aportan mayor valor al producto.
Los sistemas ‘pick and place’ pueden adaptarse para cumplir con las especificaciones requeridas para cada tarea, son programables y varían en su diseño, en función de su uso: selección, envasado, recolección, ensamblaje, empaquetado, inspección o paletizado, entre otros.
Algunos son pequeños y ligeros, perfectos para espacios reducidos, y otros asoman como cabezas de dinosaurio en tareas logísticas propias del final de la línea de producción.
Las ventajas de los sistemas robotizados ‘pick and place’ son la rapidez, la reducción de errores, la alta precisión, el control de calidad, el incremento de rendimiento, y la posibilidad de interconexión con otros sistemas programables PLC o de gestión de procesos.
Elegir el robot adecuado es nuestra misión. Con un departamento de ingeniería propio, y estrecha colaboración con proveedores y clientes, en Autorema hemos desarrollado proyectos de integración de ‘pick and place’ con gran variedad de aplicaciones y para los sectores más diversos, entre ellos el alimentario, que es el de mayor exigencia en cuando a normativa higiénico-sanitaria y de trazabilidad.