Las hojalatas, que son láminas de acero recubiertas con estaño para la protección contra la oxidación, pueden reciclarse completamente. Su uso está ampliamente extendido en la fabricación de latas, tapas y tapones corona para recipientes de aluminio y vidrio.
En cambio, el plástico, además de no ser biodegradable, es un material poco reciclado. Por un lado, una vez reciclado no puede utilizarse para el consumo humano. Por otro lado, menos del 30% de los plásticos utilizados en Europa son reciclados, es más, muchos de ellos acaban en los océanos. Esto supone una contaminación ambiental, ya que no solo se acumulan en los océanos, sino que muchos animales marinos se contaminan con su ingestión.
Ventajas de la hojalata frente al plástico
- La hojalata puede ser reciclada un número ilimitado de veces sin que pierda su calidad. Este proceso, no solo permite abaratar costes, sino que consigue una importante reducción de las emisiones de CO2 que se producen durante su fabricación.
- Reduce el uso de energía en un 60% en comparación con el plástico, a la hora de producir nuevo material.
- Ahorra un 40% de agua durante la producción.
- El envase de plástico deja pasar con el tiempo algo de oxígeno. Es decir, no es totalmente estanco.
Además, los envases de hojalata son resistentes en cuanto a fugas, por lo que pueden transportar contenidos líquidos de forma segura.
Asimismo, también son muy resistentes en cuanto a fuerza, son prácticamente irrompibles, por lo que podría contener casi cualquier producto sin problema.
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